viernes, junio 27, 2008

Bajo el Agua

Como uno que se está ahogando, al fondo del pozo donde todo es agua y oscuridad, con el oxígeno agotándose; así estoy al final de esta semana.





Sí. ya sé que esto es la depresión, vivo con ella un buen rato. Pero igualito: ¡ Qué maluco es esto!



Pretendo no tomarme mucho en serio y esperar a que pase. La verdad ya me estoy impacientando.




Espero que este fin de semana cargado de trabajo: confesiones de niños, reflexiones bíblicas con chamos, misas y más misas y agún heladito para finalizar; me ayuden a salir de la piscina.


¿No les aburro?

domingo, junio 15, 2008

HOY ME TOCÓ A MI


Aunque vivo en un barrio desde Enero 2008 ( 1º de Noviembre de Petare) hasta ahora eso de la inseguridad me había pasado de ladito, cerquita pero nunca directamente (esos milagros no duran). Hoy me tocó a mí.

Regresaba de las misas de la mañana y al entrar por un callejoncito peligroso que usamos como atajo cometí la estupidez de comprarle a un buhonero un porta cuchillos y sacar la "bola de billetes"( todos de 2000) frente a unos chamos. Acto seguido, al entrar al callejón un tipo casi de mi alto (1,86 m.) me cierra el paso y me ordena: " Quieto que estamos armados". Por detras uno bastante más pequeño me muestra un bolsito con lo que parecía un revolver adentro y comienza a catearme.

No niego que me asusté, pero generalmente mi reacción a cualquier acto violento es de una calma casi demente, me vuelvo puro cerebro y reacciono como si no fuera conmigo. Creo que eso me ayudó muchísimo porque el cateo fue sencillo y al quererme quitar el bolso de la misa me resistí pero sin ninguna violencia: " Chamo, soy el padre y esto es con lo que doy misa". El tipo alto me cortó diciéndo : "¡Cállate y abrelo!". Obedecí. Se alegraron al ver las limosnas (que por ser Dia del Padre calculo llegarían a 50 BsF). Me quitan sólo el Koala donde llevo los papeles y les digo:"Chamo, la cédula". "¡Cállate! De nuevo insisto ( y pienso,"metí la pata"); pero el alto me dice:"Párate más abajo que te la mandamos ahora". Obedecí de nuevo y me paré unos 8 m. callejón abajo. Un catire apareció de la nada, se reparten la cochina entre tres y el último se me acerca sonrriente y me devuelve ¡ El Koala !, que hasta bonito está, con la cédula adentro... hasta le dí las gracias...

Lo mejor del cuento es que en el maletín de las misas llevaba la bicoca de ¡ 450 Bs. F ! de una rifa realizada por la última comunidad donde celebré la misa ( para comprar el libro de Misa que se quemó pues al caer una vela encendida se prendió el altar hace dos noches) pero las señoras envolvieron tan bien el paquete que no delataba para nada su contenido.

Saldo deudor: 50 Bs F + el celular ( un viejito pero cumplidor) + el susto + y que ahora ya saven que cargo alguito de real (o sea que por allí no paso en un buen rato)

Ganancia. ¡ ESTOY VIVO Y CON TODA MI SANGRE ADENTRO!! y eso no lo pueden decir muchos que les ha tocado pasar por allí.



¡ GRACIAS PATRONCITO por cuidar a tus obreros!... Pero y la próxima... ¿Diré lo mismo al final?