La mujer indígena se la acerca al piache de su tribu y le pide:-Por favor gran Meñérua, mi marido atiende mejor a sus otras mujeres que a mí, dejándome a un lado y ya ni siquiera me desea, dame una poción para recuperarlo. El piache le responde: -Si de verdad te interesa recuperarlo tráeme el bigote de Yaví pero debes tomarlo sin matar al gran demonio. La mujer asustada le reprocha: -Eso es imposíble gran brujo, El tigre Yaví nunca me dejará tocarlo sin matarme antes y mucho menos tomar uno de sus bigotes. El piache le responde: -Entonces nunca recuperaras el amor de tu marido.A
lgo así siento a los jóvenes de mis barrios, como algo imposible de recuperar ya...Pero aquella mujer se atrevió a realizar lo que le pedía el piache y primero tímidamente y luego con desición se fue acercando a la cueva del tigre con ofrendas de carne fresca y pescado asado. Al principio Yaví no la atendía, como si no estuviese por allí, en alguna oportunidad se hizo ver haciéndo huir a la mujer que juraba no regresar; pero con el paso de las lunas se fue acostumbrando a esa comida facil y a esa compañía, hasta que un día fue capaz de comer delante de ella, a cierta distancia prudencial para ambos. Luego, como por encantamiento pensó ella, ya la esperaba a la cita y se acercaban semana a semana. Y llegó el momento en que el demonio de la selva se dejó tocar por la mujer y de allí a que ella se envalentonara a quitarle el bigote fue cosa rápida, y ese día Yaví pareció darle un regalo a la mujer, pues ni siquiera se molestó.
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C
on mis muchachos deberé hacer igual, con costancia ir logrando confianza...Pero cuando la mujer le llegó al piache con el bigote aún sangrante del animal, el brujo lo que hizo fue quemarlo en la fogata sin ninguna parsimonia. La mujer casi en un grito le reprochó: ¡¿ Qué !!!??? ¿ Por qué haces eso gran brujo?. Y él le respondió: Si pudiste con el gran demonio de la selva aplícate de igual manera y lo lograrás con tu marido. ¿ No me crees?
Sí Gran Piache del cielo, así lo haré con ellos.