
Pero me dejo de ilusiones para ver que no es así. Un contendiente tiene tódo el poder, el dinero y las intencioes de ganar a toda costa, y el otro parece amedrentado y sólo los cachorritos se atreven a dar la cara por él; aunque a veces pareciera que las garras las tiene afiladas pero aún no las ha mostrado.

Lo malo es que todo hiede a trampa y a sangre y la pelea se vé peligrosa para todos.
¿ Qué pasará de aquí al domingo?

DIOS NOS AGARRE CONFESADOS