viernes, julio 07, 2006
Una minúscula llama de esperanza
"Solo pido conservar una minúscula llama de esperanza", así habló un cadete en su graduación militar en el Liceo Monseñor Arias de Mariche, del que por casualidades de la vida soy capellán.
Fué mi primera graduación militar, pues nunca he sido propenso a esa tentación militarista (a pesar de ser andino) y de ella saqué lo que el cadete decía en su discurso. Hoy tengo esa esperanza después de conocer a esos muchachos y muchachas que allí se graduaban, porque en el trato personal con ellos descubrí gente de primera: gente muy sencible como Josua (todo un artista escondido en un cuartel), gente muy bella como Betsabé (la candidéz de una niña de 15 con la personalidad de una mujer de 35).
Para los tiempos difíciles que le esperan a mi amada Venezuela ya se está preparándo una generación que dan ganas de conocer y de apoyar, conservemos esa minúscula llama de esperanza.
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2 comentarios:
Sí, la esperanza. Van a venir tiempos mejores. Hay mucha verdad en los refranes, sobre todo en el que dice que Dios aprieta pero no ahorca. Los hermanos judíos saben mucho de eso.
Saludos.
Buenas palabras.
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