Y por obediencia tengo que salir de mi Dolorita querida y cambiar a la casa de Petare, para más señas a la comunidad de Primero de Noviembre.
Me dirás: - Gran cosota, saltas de un barrio para otro en la misma zona. Y en cuanto a lo geográfico tendrás toda la razón; pero lo cierto es que Petare es todo un mundo aparte. Gana en complejidad y en cercanía a la ciudad, pero pierde en seguridad ( y mucho) y en la forma de entenderse la presencia de unos curas en el barrio; pues en la Dolorita somos los de la iglesia, las misas y las clases, mientras que en Petare somos una "comunidad de inserción", una especie de experimento socioreligioso, interesante, sí, pero algo dificil de entender y especialmente de vivir.
Bueno, pero lo cierto es que para allá voy y muy posiblemente mi próxima entrega sea desde allí y les contare...